¿Cómo encapsulamos la corrosión con nanocapas?

[1] Cómo fallas en aviones o muertes en carnavales por maquinaria de feria dañada por la corrosión.

¿Qué es la corrosión?

La corrosión es un proceso electroquímico de deterioro que le ocurre a las estructuras de metal. El hierro dentro del acero reacciona con el ambiente perdiendo sus cualidades más valiosas; la dureza o la resistencia.

La corrosión ocurre cuando la mayoría (o todos) los átomos de una superficie de metal pierden electrones al interactuar con el oxígeno. Mientras el oxígeno se reduce (ganando esos electrones) se forma un óxido con el metal.  Esto resulta en la oxidación de la superficie en cuestión. 

Existen diferentes tipos de corrosión, veamos las más frecuentes:

Atmosférica

Este tipo de corrosión causa grandes daños, y en mayor proporción. Lo detonan agentes corrosivos comunes en nuestra atmósfera; el oxígeno, el dióxido de carbono, el vapor de agua y compuestos de azufre y cloro.

Galvánica

Este tipo de deterioro es sumamente común y se da ante la unión de dos metales diferentes. Estos se unen eléctricamente, cuando se les expone a un electrólito cómo lo sería el agua salada. Esto resulta en que las partículas eléctricas de un material se transfieren al otro.

Celdas de composición

También es conocida como “corrosión en grietas”. Se presenta en cavidades pequeñas, y demuestra que la corrosión se acumula más rápido y con mayor agresividad en las hendiduras e imperfecciones de una estructura de metal.

¿Cómo la combatimos?

Al ser un proceso químico natural, se presenta con frecuencia sin importar la calidad de la infraestructura. La nanotecnología ha encontrado la manera de detener la corrosión y revertir sus efectos.

Lo hacemos a través de recubrimientos de nanocapas que aplicamos en forma de aerosol para encapsular la corrosión. Estas nanocapas contienen un poliuretano con propiedades excepcionales; utilizar la humedad del aire para restaurar la superficie dañada por la corrosión. Veamos paso a paso cómo funciona esta innovación:

• Aplicamos una nanocapa sobre la superficie que deseamos proteger.
• El barniz se expande por capilaridad en la estructura de metal y penetra hasta la base de la corrosión.
• Una vez ahí, el polímero expulsa los óxidos y recupera los poros microscópicos en la estructura de metal.
• También despliega una red molecular que sella los poros de la superficie y la nanocapa. Esto elimina cualquier posibilidad de que el aire o el agua penetren en el material y causen más corrosión.
• La nanocapa se convierte en parte integrante de la superficie, proporcionando una protección permanente.

¿Cuáles son las ventajas de nuestros recubrimientos anticorrosión?

• Son un método duradero y rentable para proteger las estructuras de metal. Dura hasta 15 años sin necesidad de ningún otro tratamiento para reforzarlo.
• Son extremadamente resistentes, pueden exponerse a ácidos, sales y abrasivos sin perder su solidez, esto permite que los apliquemos en suelos y superficies utilizadas de forma muy frecuente.
• Fueron originalmente creados para proteger superficies de acero y recubrimientos, pero tiene una excelente adhesión en hormigón, vidrio, espumas, maderas y otras superficies.
• Tienen propiedades contra la humedad y son resistentes a la radiación
• Permiten ser aplicados sobre superficies cubiertas por una pintura base o pinturas viejas tóxicas, haciendo que con su sellado se vuelvan inofensivas para el medioambiente.

¿Pueden utilizarse para otros usos?

Estos recubrimientos funcionan muy bien para prevenir la corrosión, pero también puede aplicarse para proteger nuestras superficies de muchos otros peligros.

Existe una nanocapa diseñada especialmente para superficies que deben mantenerse sumergidas bajo el mar. También podemos darle propiedades antideslizantes a superficies, como el piso de la cubierta de un barco. Hasta es posible darle uso para proteger nuestras paredes del graffiti.

Su versatilidad y demás cualidades demuestran que esta innovación debería aplicarse con más frecuencia, ya que da respuesta a muchos problemas del día a día. Su uso en una ciudad, por ejemplo, reduce las inversiones necesarias para renovar el acabado de las estructuras de metal debido a la corrosión, roces o raspados y evita volver a pintar muros que son frecuentemente vandalizados.